miércoles, 30 de septiembre de 2009

Ironman Coeur d' Alene 2009


Ironman Coeur d`Alene – What can I say…

Esta mala costumbre de escribir es definitivamente hereditaria. Mi Papi y mi Abuelito Rodrigo han sido personas de buen verbo, facilidad de palabra, y claridad en su síntesis. Supongo yo que hereditario también es sentir los genes y tratar de que se manifiesten en uno, es decir, dejarlos que se desarrollen. Obvio no le llego ni a los tobillos, pero ahí hay algo genético que me obliga a desahogarme de esta forma.

Dejo claro desde ya, que las líneas que siguen no las escribo yo en su totalidad… son producto de ese flujo de adrenalina y endorfinas y otras sustancias que el cuerpo produce de manera inusual durante muchas horas, y que se quedan en el sistema. Y para volver a pisar Tierra, opto por torturar a mi gente cercana con esto.

Muchos amigos y gente cercana siempre me pregunta “que sientes luego de un Ironman“. Y por la complejidad de la respuesta, y para no dar un testimonio mediocremente resumido, intento comunicar el mar de sensaciones y sentimientos por esta vía. No es fácil, no creo que lo he logrado en reseñas anteriores, pero al menos me quedo más tranquilo, porque lo intenté, y por lo menos lo saqué de mi sistema, que ahorita, seis de la mañana luego de race-day, se encuentra absolutamente convulsionado, abatido, desbordante de rezagos de adrenalina… esa adrenalina que hace que todo lo que hicimos ayer haya sido posible.

Solamente llegar acá, a este pueblo llamado Coeur d’ Alene, merece una medalla. No se pudo llegar en 1 día desde Ecuador. Salimos miércoles, llegamos a media tarde en Miami y tuvimos que dormir ahí. Al día siguiente el itinerario comenzó a las 8am hora Miami, hacia Los Angeles, Portland, Seattle, y Spokane finalmente, para alquilar un carro y manejar 60 km hasta llegar a este pueblo, que normalmente cobra mucha vida en los meses de verano –los locales dicen que solo hay 2 por su latitud tan al norte, y donde también ha sido conocida por sus siembras y negocios madereros.

Esta es ya mi cuarta carrera de esta distancia Ironman. Para darse una idea de distancias, 3800 metros de natacion (una vuelta al parque de La Carolina en Quito), 180 km de bicicleta (mi abuelito Rodrigo decía que era Quito-Riobamba, o Guayaquil-Montañita), y 42.2 km de atletismo (El Quinche- Quito, o Cerecita-Guayaquil)… es como tratar de comerse una vaca, solamente la idea te espanta, hay que hacerlo bocado a bocado, y es dificilísimo de digerir.
Veníamos muchos más, siquiera 8 amigos y amigas triatletas. Lesiones de todo tipo, hasta de tipo logístico, impidieron que vengamos más que mi compadre Andres Baquerizo, a.k.a. Petete, y yo. Vinimos con Paola y Adrianne, nuestra esposas, que fueron una super ayuda en momentos tan necesarios. En todos los campos.

Las últimas semanas de entrenamiento fueron complicadas. Tuve una contractura fuerte en la pantorrilla izquierda que me mantuvo sin correr por al menos 2 semanas, y la tercera fue ya de taper (término que significa “disminución gradual“, y que se lo hace al final de los entrenamientos previo a la carrera, para que el cuerpo se recupere de la carga de trabajo fuerte con que venía, y se cumpla el principio de sobrecompensación. Este principio fisiológico-deportivo sostiene que al darle al cuerpo un respiro de carga de trabajo, durante este tiempo, siguiendo la periodización de un esquema de entrenamiento bien estructurado, luego de ese tiempo el cuerpo regresa más fuerte que cuando comenzó el taper. Por eso, es vital esto antes de una maratón, de un Ironman, en general antes de una competencia de alta duración, y se aplica en más de un deporte.

El clima desde los pronósticos de la semana anterior, dentro ya de los 5 días previos al Domingo 21, apuntaban a un día relativamente frío para un Ironman. Decían máxima de 63, mínima de 50, con alta probabilidad de lluvia.


Llegamos en la noche del jueves a Cour d’ Alene (CdA). Temprano el viernes fuimos a CdA Resort, el hotel donde se iba a desarrollar todo el tema de la expo, el registro, y donde quedaba Ironman Village. Es fantástica toda la esta organización de Ironman. Es mi cuarta carrera, y no dejo de impresionarme de la organización, de la logística y planificación, pero sobretodo disciplina y calidad que hay detrás de cada Ironman. En Ironman Village están los lugares de exposición de auspiciantes y tiendas especializadas de triatlón que presentan sus productos, regalan cosas, etc., así como el Ironman store (desde cepillos de dientes, mousepads, gorras, camisetas, chompas, vasos para shots, calendarios, calcomanías, TODO con el símbolo “m-dot“ que es el logotipo de Ironman). Ah, me olvido de aclarar… que una pelota de golf con el logo Ironman cuesta casi como un set de palos de golf…

Ese viernes a primera hora fuimos a conocer el agua y nadar un poco en CdA Lake. Fucking COOOOLD! El agua estaba a 62 grados que para mis estándares ahora último –llevando más de 20 años fuera de Quito, si así como lo leen… pues era bastante fría. Uno ya conoce de la carrera gracias al Internet, donde hay reportes de la carrera de otros años escrito por otros triatletas, así como las estadísticas de la misma Ironman, en cuanto a temperaturas promedio del agua, del aire, etc., mapas de la ruta de ciclismo y atletismo con su altimetría, al más puro estilo de las exigencias y servicio de un país como este.

Quedamos en nadar unos 20 minutos, mientras las señoras tomaban fotos, y se entretenían viendo a OTROS triatletas en nuestra ausencia!... A los 10 minutos que paro para virar, veo uno de los kayaks de seguridad cerca y le comento “pretty choppy, huh?“, porque de verdad estaba oleadito, no se podía seguir una línea muy estable de nado. Y me contesta, debiste haber visto ayer, olas de casi 1 metro. Se forman olas muy grandes e inusuales en ese lago, además del viento porque la profundidad es poca, y eso fomenta la formación de olita. Ese día podíamos nadar entre las 7 y 10 am, auspiciado por Gatorade donde regalaban termos, y había música, la gente comenzaba a llegar a practicar su swim y disipar su ansiedad antes de race-day. Solo sirve para esto. Hasta hace 2 semanas contaba lo que se hacía en el entrenamiento. Luego de eso, el principio del taper aplica en su totalidad: “less is more“ asi que lo que se hace más puede dañar que mejorar el trabajo de las 24 semanas previas, esos 6 meses antes que se comenzó con el entrenamiento estructurado y diseñado por un experto.

El día estaba rico, temperatura de unos 70 grados… fuimos al hotel y regresamos para el registro e inscripción, recoger los números que van en la bicicleta, casco, fundas de transición y special needs, así como hacer una pocas compritas de rigor. Unas absolutamente necesarias como tubos de repuesto, cartuchos de CO2 para inflar llantas, unas manguitas para el frío en la bici –no se esperaba un pronóstico tan frío del aire- y otras no tan necesarias como zapatos nuevos, gafas, camisetas, y esa chompita que ‘está tan espectacular, y justo hubo mi talla que no puedo dejar pasar la oportunidad’… Por ahí una camiseta para las señoras, y pocos encargos.

Fuimos a recorrer los 60 km de ruta de lomas de la bicicleta, conforme lo recomendaban las instrucciones. WOW! Realmente era una ruta como nunca antes había visto, peor pedaleado. Había que darle 2 vueltas al mismo recorrido, y creo que habremos contado unas 25 lomas en la ruta. Unas más cortas que otras, y otras más pronunciadas. Iba a ser un reto de grueso calibre.
Pero durante todo este vertiginoso trayecto, desde que se aterriza en el avión en la ciudad de destino, siempre me ocurre algo que se ha repetido consistentemente en las 12 maratones que he corrido en los Estados Unidos, 2 Half Ironman, y 4 Ironman: apenas uno aterriza, el tiempo VUELA… imposible detenerlo, ya sabemos, pero va más rápido. El rato menos pensado me encuentro sentado en mi laptop escribiendo sobre las memorias de días que podrían ser tan normales, tan jueves a domingo como cualesquiera otros. Pero la carga de emociones y sensaciones de estos últimos días son meritorios de plasmar.

El sábado salimos con mi compadre a probar las bicis, que todas las piezas cumplan su funcion, que las llantas estén redondas y que rueden hacia delante cuando uno presiona los pedales, jeje. Todo bien, todo bajo control. Y luego corrimos un poquito, unos 25 minutos, solo para una vez más- tratar de difuminar la ansiedad, esos momentos previos, esa anticipación a algo tan grande, poder pensar un poco.

Un poco de meditación, agradecimiento por esta fantástica oportunidad, que el de arriba nos ha puesto delante a unos pocos. Realmente hay que dar gracias. Un poco de música en el iPod, Floyd is the drink of Choice, quizás algo de Stones… en fin, lo que se requiera para abstraerse unos 10 minutos, cerrar los ojos, y respirar en meditación yoga… clave antes de esta carrera, que uno lo completa 90% con la mente, porque el cuerpo te suplica “ya no más!“.
4am… domingo! Mi mamita me cuenta que cuando yo era niño odiaba dormir, alegando siempre de que “por qué tengo que dormir si lo que quiero es jugar“… hoy la historia se repite en diferentes niveles… la noche del sábado no quería dormir, porque como sistema natural de defensa del cuerpo, yo sabía que el momento que cerraba los ojos, YA ERA DE MADRUGADA en menos de lo que uno se imagina, y me despertaría con la alarma de las 4am, para ir a desayunar así nomás, en calentador, zapatillas, y cabeza de loco, con mi compadre, y que tres horas más tarde estaríamos escuchando el cañonazo de salida… time is unstoppable… este concepto me trastorna!

Tantos años de experiencia en este tipo de competencias ya nos marcan un know-how que se va metiendo en nuestro disco duro. Efectivamente, todo comenzó a fluir a una velocidad brutal… luego de un magro bagel con un poco de café, y ya eran 4.40am!... y Gusi ya estaba despierto en Guayaquil, instaladazo en el Messenger, y yo desde el blackberry no podría jamás cortar a mi clon, que ayer ya me dijo que quería conversar conmigo la mañana de la carrera, pero yo sabía que tenía 5 minutos SI ACASO… no había como perder tiempo, olvidarse de nada. Ya toda la transición, swim-to-bike (zapatos ciclismo, casco, guantes, mangas, el número en cinturón (bendito número que me olvide de poner en medio de ese barullo de gente), gafas; y el bike-to-run (zapatos de correr, visera, número de correr), ya todo esto estaba desde el sábado en la tarde que había que hacer el check-in obligatorio de estas fundas de transición, y la bicicleta. Ya todo estaba descansando y esperándonos que lleguemos llenos de ansiedad pero muchas ganas la mañana de la carrera. Pero no podía olvidarme esa mañana de llevar el wetsuit (traje de neopreno para mayor flotabilidad y protección contra el frío, obligatorio en estas competencias), goggles, gorro de la competencia con el número, pero más importante que nada, el chip para controlar el tiempo, que iba sujeto en una banda al tobillo.

Llegamos y ya era una marea humana… obvio, el tiempo seguía corriendo como que estaba él en competencia. 6.15 am. Mi compadre no aparecía! Nos enteramos luego que su llanta en la transición, explotó al momento que el fue a darle aire. Parece que cuando el sábado dejó para que le cambien llantas nuevas, quien puso el tubo lo remordió. Una más para el baúl de experiencias. Por viejo más que por diablo, el mismo sábado le dije que no podía dejar que los del taller le hayan hecho el favorcito, porque es como cuando el paracaidista va a saltar: cada uno empaca su paracaídas. Para suerte, y porque Dios es bueno con mi compadre, tuvo esa oportunidad y lo solucionó a tiempo. Pero ya eran 6.15, los profesionales salían a las 6.25 y nosotros 7am sharp!

El clima bastante frío. Hacía menos de 50 grados y un viento fuerte soplaba junto al lago. Cielos relativamente claros, pocas nubes, parecía que no llovería en algunas horas al menos. El pronóstico de la noche del sábado decía PM Showers, lo cual parecería que se cumpliría. Esto era vital para que no tengamos que pedalear esa ruta de bicicleta con agua!
Todavía tenía que ir a dejar mis fundas de special needs bike, donde dejé unos termos con mis mezclas de liquid food, y entrar a la playa, junto a 2300 triatletas que estaríamos en pocos minutos más, cada uno con una de sus diferentes 2300 propias razones y motivaciones de llevar adelante este sueño, este reto supra humano. Esto que TODOS lo podemos hacer. Solo basta con querer hacerlo, pero quererlo de verdad…

Paola y Adrianne preocupadas y angustiadas porque no aparecía mi compadre, concluimos que ya debe estar en camino, que seguro en medio de todo el gentío ahí estaba. Entro a la playa, y entre la multitud, me acerco al agua. Y en exactamente ese lugar, estaba mi compadrazo. Sin la menor idea de que tenía angustiadas a las ñoras, y yo un poco cabreado por su falta de comunicación, pero ahí estabamos, 6.45, a 15 minutos de comenzar… La playa se extendía unos 100 metros de ancho, y la gente hacía unas 20 filas hacia atrás… yo estaba cerca del agua, como en fila 3. Faltaban 2 minutos. Un abrazo de buena suerte con mi compadre, realmente transmitiéndole las mejores energías para este largo día que nos esperaba. El himno a los Estados Unidos, que lo canté todos los lunes desde primer grado hasta sexto curso en mi Colegio Americano, y que nos lo sabemos de memoria, más que muchos americanos, jeje… y BOOM, el cañonazo!... comenzó el baile.

Con tres Ironman bajo el cinturón, ya SABIA que los primeros 5-10 minutos iban a ser brutales. Es que no puede ser de otra forma, simple concepto de geometria, cuando tienes 2300 personas apuntando a un mismo sitio –la primera boya de viraje 800 metros más lejos, aun cuando es lógico que la gente va a ir tomando su espacio según su capacidad de nado, es decir se va descongestionando la multitud. Pero aún así, la gente estuvo más ‘agresiva’ que lo normal. Más patadas, codazos, empujones, jalones que de costumbre. Que diablos pasaba…! Y encima, negociar con el oleaje, que estaba fuerte. La primera de 2 vueltas estuvo más lenta que lo normal pero por poco, así que supuse que la 2da vuelta, con menos gente alrededor, ya sin la partida, sería más fácil, y podría recuperar algo de tiempo vs mi estimado. Si, menos gente. Pero aumentó el viento y se levantaban unas olitas que me hicieron tragar medio lago… oh, oh… el día se venía complicadito, ese viento estaría en todo lado. Y frío encima.

Salí con al menos 7 minutos de rezago de mi tiempo estimado del agua, y menos desgastado de lo que hubiera querido. Durante la transición apurada, comentábamos con un triatleta, que el también estuvo off unos 8 minutos, por lo movido del agua, y la patadiza de la gente. Tenía que ponerme mangas para los 180 km, y entre toda la cuestión, me olvidé de ponerme el cinturón del número… casi causal de descalificación, pero me di cuenta en el km 3 me parece, osea… tarde. La primera vuelta de la bici, relativamente bien. Hice un recuento de lo que Michael Lovato, uno de los pros que dio una charla el día anterior, recomendaba… guardar piernas. No sirve de nada atacar cada loma, porque eventualmente te queda menos en esa cuenta de ahorros llamada PIERNAS. Y así hicimos casi todos, cada uno de los que íbamos en una especie de tren, dejando 4 bicicletas de luz entre una y otra, para evitar ser penalizados por DRAFTING, con 4 minutos en uno de los penalty tents.

Creo que fallé un poco en la nutrición. Si bien estuve comiendo mis gels a cada hora, así como las pastillas de electrolitos, los sorbitos de Nuun, otro efervescente de electrolitos que tenía en una de mis tres botellas, debí haberme acabado las otras 2 que tenían liquid food, mis mezclas patentadas y que no puedo revelarlas sin tener luego que matarlos a todos… jeje. Debí haberme acabado las 3 botellas antes de llegar a los 10km entrada la 2da vuelta, osea km 100 mas o menos, donde tomaba las nuevas botellas que había dejado en special needs.

La segunda vuelta fue más dura. No fue mi día de bici. El tiempo proyectado luego de la 1ra vuelta estaba como en 5h40, no tan malo tomando en cuenta estas condiciones de pista, pero totalmente distantes a las 5h12 que pocas semanas atrás logré en una contrareloj de prueba, via a la Costa, que mandaba mi programa de entrenamiento. Los segundos 90km en la bicicleta fueron, como dice mi Papi, una Ley de Newton, la ley de la conservación de energía, jeje.!
Por ahí nos cruzábamos con el compadre, y siempre sonreíamos. Yo con el objetivo de que esa energía que te da el sonreír a alguien y recibir una sonrisa de vuelta me ayude en esta estupidez de esfuerzo que hacía. Yo siento que mi compadre me sonreía diciendo “riete nomás cojudo, que luego conversamos por haber escogido esta brillante carrera, como que no hubiera unas más facilitas“, jajaja.

Ahora, a media vía de la 2da vuelta, solo quería bajar las 6 horas. Es una carrera tan larga, con tantos imponderables, tantos factores que inciden en todo, desde una llanta baja, hasta que te caiga mal algo al estómago, un accidente, el clima, la ruta, o simplemente te sientas un poco off, como creo que me pasó a mi ayer en la bici. Creo que la convulsión del agua, más lo duro de la 1ra vuelta, mermaron mucho mi performance pero no mis ganas. Seguían inviolables mi objetivo, mi línea de meta, mi cumbre!

Y aún así se me hizo durísimo!... llegué como en 5h58, apenas un poco más de 30kph de promedio, algo que tenía como plan de contingencia, y lo logré. Pero no me sentía muy fuerte. Estaba medio mareado, como débil, algo no estaba bien. Así que entré a transición, me senté y comencé a sacarme lo de la bici y ponerme lo del atletismo. SOLAMANTE me faltaba una maratón… Si, correr del Quinche a Quito, o de Cerecita a Guayaquil.

Tuve varios planes B. Unos inclusive prohibidos de publicar, jeje. Pero NINGUNO contemplaba algo distinto a cruzar la meta! Esto había que terminarlo en el tiempo que sea. Mi objetivo en Guayaquil fue bajar mi mejor tiempo de 10h36 que logré en Ironman Arizona en el 2006. Pero todas estas carreras son distintas entre sí, y tienen factores como el tema de la dificultad en el lago, y la ruta de la bici que las vuelven difíciles de comparar. Y el comodín más crítico es la ruta de bicicleta.

Pero comencé a correr y me sentí bien, fluía. Claro, la memoria muscular y el baúl de los recuerdos rescata que esta sería mi 16ava vez en mi vida que corro 42.2km. Doce maratones, más la maratón de cada uno de los Ironman. Como la mente es la que manda, me fui por ahí. Y comenzó. OK, faltan 2 veces 21 km, esa era la más facil, ya que igual eran 2 vueltas. Paola y Adrianne me gritaron y saludé de vuelta. En la primera estación de abasto, hay 1 cada milla, paré y me comí unas galletas de chocolate chip que estuvieron deliciosas. Luego de tanto gatorade, recovery drink, gels, ya estaba HARTO de esa vaina, así que durante toda la maratón me comí pretzels, Chicken broth, cola, y galletas. El cuerpo pide sal…

Durante la primera vuelta no vi a mi compadre, y me preocupé… pensé que quizás tuvo un problema con su llanta en la 2da vuelta de bici, o que le pasó algo más… peor cuando no vi a las esposas en la 2da vuelta mía de correr. Pero al entrar a la 2da vuelta, me cruzo con mi compadre, y nos manoteamos un merecido high-five… balbuceé algo como “duro, no?!?!?!?“, y vi que esta conversación tendría continuación. Conclusión del tema, Petete escoge la próxima carrera. Mi condición hasta ahora es que no busco las “faciles“ (como que algún Ironman lo fuera), refiriéndome a que sean flat y rápidas. Busco hacer uno distinto cada vez, acumular lugares, experiencias, rutas, momentos, retos, soluciones, sensaciones, lecciones de vida, crecer como deportista y como ser humano. En resumidas cuentas, divertirme.

Comenzó a llover… solo eso faltaba. El frío estaba brutal, y salí de la transición con una camiseta de manga larga que por suerte previne y dejé el día anterior en mi funda de bike to run. Ya faltaba poco. En mi cálculo mental, eran 4 km… una vuelta a los Ceibos desde mi casa, como cuando nos tocaba salir a aflojar… no faltaba nada!

Recta final… ya vi la llegada, y un par de heróicos me pasaron picando para llegar 5 segundos más rápido en esos últimos 300 metros que faltaban. Bien por ellos pensé… es su carrera, esta es la mía! Tantas cosas que pensé durante estas 11h29 minutos… el objetivo faltando 10km fue bajar 11h30… por qué?... no se, para tener algún nuevo objetivo en mente… eso es todo… y lo logré! Jeje!

Gustavito, Santiago, Sergio, siempre estuvieron conmigo. El Gusi a las 4am me prometió mandarme todas sus buena energías, y lo cumplió!... porque lo sentí, y las energías se sienten. Sentí muchas buenas vibras de gente que me quiere, de mi Papi, mi Mami, y mis ñaños, mis suegros, y obvio de Paola que me gritaba cada vez que me veía. Hicieron un super trabajo de seguimiento, con una paciencia bestial para estar esperando a que pasemos…

Alguien me preguntó qué sientes luego de un Ironman… yo siento que crecí como persona, definitivamente. Si bien es glamoroso, llama la atención el ser un Ironman, esto va mucho más allá del logo M-dot que por cierto es sexy, jeje… Siento la responsabilidad de cada día tratar de ser mejor en todo lo que hago. De contagiar de una vida sana a los que están cerca de mí, a mi familia, a mis amigos. A transmitir con el ejemplo que las cosas que se quedan y que marcan una huella toman mucho, muchísimo esfuerzo, que nada de lo que verdaderamente importa es fácil en la vida. Que no hay reto que alguien no pueda cumplir, siento que tengo esa responsabilidad. Haber terminado un 4to Ironman agrega a mi closet una medalla más, super linda por cierto; pero también la responsabilidad de ser mejor. Y esto es lo difícil.

Todos debemos tratar de ser mejores. Todos podemos tratar de ser mejores… y para los que les interesa? Todos puede ser Ironman. La receta es simple. Cuán intenso lo quieres?... y finalmente… de qué está hecha tu esencia? Respondidas esas preguntas, nos damos cuenta de que TODOS podemos, y hacer honor al slogan de la carrera: Anything is Possible.
Mucha gente cercana, familia, amigos merecen mi agradecimiento y buenas energías. Todos siempre preocupados por nuestra carrera. Y a Petete, mi compadre, gracias por esos 6 meses de entrenamiento contra viento, marea, lesiones, viajes de trabajo… Y a mis chiquitos, Gusi, Santi y Sergio que todavía no comprenden en su totalidad pero espero que algún día me acompañen –o yo a ellos- en cruzar una línea de meta!

Siempre pensé en mi Papi y en mi Abuelito Rodrigo, que nos dejó hace pocos meses, pero que ha sido ejemplo y motor de mi vida. El sufría de solo pensar que su nieto mayor esté metido en una burrada de estas… y mi Papi sufre hasta que salga del agua, jaja… ya luego no le importa lo que haga. Feliz Dia del Padre a todos, esta fue por todos ustedes!
Y Gracias Paola, una vez más, por tener que aguantar mi locura. TQM.
Eso es lo que siento ahorita… y muchas cosas más.

Gus

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