
IRONMAN ARIZONA 2006
IRONMAN North America es una corporación que organiza y administra las competencias de triatlón IRONMAN en los Estados Unidos. El domingo 9 de abril del 2006 se llevo adelante Ironman Arizona, en la ciudad de Tempe, Arizona; competencia consistente en 3,800 metros de natación, 180 kilómetros de ciclismo, y 42.2 kilómetros de atletismo. IRONMAN Arizona se compite por primera vez en el año 2005, gracias a la solidaridad y el compromiso entre la corporación IRONMAN y las comunidades indígenas del estado de Arizona. Se crea el Adopt-an-Ironman Program, donde los triatletas locales se inscriben para dar charlas en las escuelas de aborígenes indios americanos, y concienciar a la juventud sobre los beneficios del deporte, dentro de una realidad donde más del 40% de los jóvenes son obesos.
El entrenamiento comenzó hace 24 semanas, en la ciudad de clima calido, de humedad relativa alta, y al inicio de la temporada invernal y lluviosa de la Costa ecuatoriana. Fueron meses duros, largos, y placenteros de entrenamiento en Guayaquil, con mucho sacrificio de tiempo y compromiso de objetivo.
Nos inscribimos en la competencia con la anticipación debida, con mas de seis meses de anterioridad, lo cual ratifica el compromiso con la causa, y marco el inicio de un periodo de varias horas semanales, llegando a mas de veinte, con miras a participar en una competencia que según los directivos de IRONMAN, han participado tan solo 50,000 personas en todo el mundo.
Nos embarcamos en el compromiso Juan José, Antonio, Pedro, Lorena, Verónica, y yo.
La semana del lunes 7 de noviembre del 2005, nuestro amigo Coqui Molestina tuvo que viajar a los Estados Unidos por una afectación en su salud, relativa al páncreas. Coqui tuvo que ser intervenido hace algunos años para ser removido una parte de su páncreas, y desde entonces ha llevado una vida muy controlada y disciplinada en cuanto a la ingestión de azucares, debido a su delicado manejo de insulina.
Coqui tuvo que viajar a los Estados Unidos y se quedo tres meses en la clínica Mayo, en Rochester, Minnesota. El resultado de los exámenes fue el descubrimiento de una tumoración cancerigena en el remanente de su páncreas. Tuvo que recibir un tratamiento agresivo de quimioterapia para combatir ese mal.
Con Coqui, son ya dos personas cercanas, muy queridas, que son victimas de esta enfermedad inclemente e imprevisible, junto con mi Mami Andreita, quien ha luchado ya mas de tres años cáncer al pulmón. Esta enfermedad con pocas probabilidades de ser erradicada, pero con las suficientes probabilidades para jugar en su contra, permite una esperanza verdadera, con casos reales de éxito, para ser combatida y ganada. Yo se que Coqui va a ganar. El me dijo un día “soy un ganador”. Esa sola actitud lo convierte en uno, y esta carrera se lo dedique a Coqui.
El viaje de ida, como se esta haciendo tradición, tuvo su componente de estrés, como para comenzar a poner a prueba los nervios desde el primer momento de la experiencia Ironman. Los cuatro amigos, Juan José, Pedro, Antonio y Verónica, fueron por primera vez a esta competencia, o como los califico el organizador del evento a los “primerizos”, eran Iron-Virgins.
Toda vez en el avión, el capitán informo que en la nariz del avión habían encontrado una filtración y tuvimos que esperar alrededor de 2 horas para salir hacia Miami. Teníamos muy poco tiempo para hacer la conexión hacia Dallas y finalmente a Phoenix. Con mucha suerte, tuvo un retraso el avión hacia Dallas y pudimos llegar sin problema al destino final, con todo el equipaje y bicicletas sin contratiempo alguno.
Juan José llevo a Andrea, su esposa, quien se convirtió en la coordinadora logística del SOLCA Iron Team –magnifica participación y apoyo por parte de la única esposa que viajo con el equipo. Una vez iniciado nuestro entrenamiento, decidimos formar un equipo, endosado por la Sociedad de Lucha Contra el Cáncer, SOLCA, que nos faculte a levantar fondos con doble propósito: financiar nuestra actividad deportiva que llega a ser onerosa, al tiempo de aportar un porcentaje de lo recaudado a SOLCA. Viajamos con nuestras camisetas de SOLCA Iron Team, que nos identificaba como un equipo, y llegamos tarde al hotel en Tempe, casi a la una de la mañana de la madrugada del viernes.
Lorena y su hermana Verónica habían llegado el día anterior. El día viernes fuimos al registro, luego de armar las bicicletas y salir a probarlas, constatando que todas las piezas estén en su sitio, listas para la competencia de pocas horas después.
En las ultimas semanas de entrenamiento, algunos de los amigos tuvieron situaciones adversas físicas y psicológicas que pusieron a prueba su voluntad y compromiso inicial adquiridos al momento de la decisión de participar en IRONMAN Arizona. Juan José tuvo casi tres semanas de para por una enfermedad de las vías respiratorias que se degenero en bronquitis. Esto paso justo luego de la pedaleada mas larga de Guayaquil a Machala, mas de 200 kilómetros, donde el sistema inmune se deprime terriblemente y el cuerpo esta susceptible al virus de turno. Lorena en un desacierto de entrenamiento, decidió competir contra ‘Acuaman’ y el suscrito en repeticiones de 50 metros en la piscina, usando aletas para ‘hacernos calor’. Esto afecto su nervio ciático de tal forma que tuvo que dejar de entrenar casi totalmente durante las dos ultimas semanas, recurriendo a desinflamatorios muy fuertes, inyectados, hasta la mañana del viaje a Arizona.
La voluntad de Jota y de Lorena refleja la actitud y compromiso que caracteriza a los Ironman, u hombres de hierro. Lograron estar conscientes de que el sacrificio durante seis meses, muchos kilómetros de agua, rueda y pavimento no podían ceder o flaquear ante la presión de la adversidad. Un símil de la vida real. Su actitud de venir a la batalla con menos artillería que el resto del pelotón demostró su entereza, su sentido de equipo, su solidaridad, pero sobretodo, demostró de lo que finalmente están hechos. Por ellos, salud.
Los días previos a la competencia tienen su dosis de estrés necesaria para preparar el cuerpo y la mente para enfrentar la realidad de tan difícil y larga prueba. El sábado nos levantamos temprano con Juan José, Antonio y Pedro para pedalear un poco, unos veinte minutos, como ultima prueba mecánica de la bicicleta, al tiempo de soltar un poco las extremidades inferiores, luego de la semana de descanso y el viaje en avión. Además esta practica reactiva las fibras musculares de explosión rápida, las cuales es necesario tenerlas reclutadas lo mas posible el día de la competencia. Luego corrimos unos diez minutos, con aceleraciones hacia el final. Ya todo estaba hecho.
Comentaba con Antonio todavía en Guayaquil, que la competencia se inicia apenas uno se despierta en Guayaquil, la mañana para ir al aeropuerto. Luego de ese momento, el tiempo transcurre en el carril de autopista super-rápida, no habiendo forma de detenerlo para disfrutarlo, para analizarlo, para guardarlo. Una de las habilidades que debemos desarrollar es la capacidad de absorción de las experiencias, momentos, vivencias que te da esta competencia, y la vida en general. Creo cada vez mas que la felicidad es una sucesión de momentos, experiencias y vivencias que le llenan a una persona.
Nos despertamos a las cuatro y media de la mañana del domingo… La salida era temprano, y debíamos llegar al punto de partida temprano. Los dos mil triatletas, todos con el mismo objetivo, pero cada uno con distintos motivos, motores, miedos, demonios por vencer en pocos minutos mas, llegábamos simultáneamente creando un entorno de algarabía y estrés. El día anterior fuimos a probar el agua de Tempe Town Lake, y estaba fría, como a 68 grados Fahrenheit… bastante mas fría que la temperatura de nuestra piscina olímpica en Guayaquil, del lago de Chongon, e inclusive que el mar de Salinas. Me convencí que mi wetsuit sin mangas seria suficiente para enfrentar la realidad, aunque el primer golpe de agua me causo un sobresalto por su baja temperatura. Tuvimos que dejar las bicicletas y las fundas de transición 1 y 2 (natación-ciclismo, y ciclismo-atletismo, respectivamente) el mismo día sábado.
En el avión, en el tramo Dallas-Phoenix estuve leyendo la revista Runner’s World, y en un articulo escrito por Kristin Armstrong (ex –esposa de Lance Armstrong), quien se dedico a correr maratones como mecanismo para salir adelante de su proceso de divorcio, relataba una técnica muy interesante de cómo manejo la maratón de Chicago. Dedico una milla de la carrera a una persona cercana, y así, pensó en veintiséis personas a quienes dedico su carrera, bajando su tiempo de maratón sustancialmente, terminando en 3h35min, y clasificando a la maratón de Boston.
Se me ocurrió aplicar esta misma técnica en la maratón de mi Ironman. La ruta de atletismo eran tres vueltas de catorce kilómetros. Catorce, entonces, sumo mi lista de personas a quienes dedique mi carrera y quienes me ayudaron, en tres ocasiones cada una, a conseguir mi objetivo.
Ya marcados el numero en los hombros y la edad en la pantorrilla izquierda, el chip en el tobillo derecho, y con el wetsuit de neopreno pintado sobre nuestros nerviosos cuerpos, nos encontramos en el borde de Tempe Town Lake con mis amigos de SOLCA Iron Team esperando las instrucciones finales, ansiosos – el tiempo no se detiene… es lo único que no se detiene. La carrera arranca a las siete de la mañana. Antes de eso, llame a Paola para que me de su bendición. Estaba muy nervioso. Ya lo hice con mi Mami desde el hotel.
Seis y cuarenta y cinco arrancaron los competidores elite… y vimos como inmediatamente se perdieron en el horizonte del canal. No se veían las boyas de viraje, el sol estaba mirándonos completamente acostado al borde opuesto del punto de partida, creando un efecto cegador. Eran las seis y cincuenta y dos. Entramos al agua con Pedro, Juan José y Antonio. Nos despedimos de Lorena y Verónica, deseándonos la suerte que todos la necesitamos. Nadamos despacio, sintiendo el agua fría, tratando de calmar nervios nade un poco de pecho, mirando a mi alrededor a mis amigos, quienes se confundían con los triatletas de gorro blanco (hombres) y gorro azul (mujeres). Tratamos de movernos lo menos posible para evitar gastar calorías y esfuerzo que íbamos a necesitar en las próximas horas. Se me ocurre imitar a otros competidores que se habían ya acercado a la línea de partida entre dos boyas grandes, pero se habían parado sobre uno de los bordes laterales del canal. Ahorramos esfuerzo precioso en ese pequeño borde donde con las justas podíamos asentar medio pie. Se canto el himno nacional de los Estados Unidos, con la consiguiente remembranza de mi niñez en el Colegio Americano. Me vi en primaria, con mi saco concho de vino con dos franjas blancas en una manga, camisa blanca, pantalón gris y zapatos negros, uniforme obligatorio de los lunes de asamblea. Ha pasado mucho tiempo… imposible detenerlo.
Faltaban pocos minutos, quizás unos tres. Decidimos saltar al agua y finalmente ubicarnos en las posiciones de partida. Ya faltaban segundos, y Jota me comento que “hay unos tipos que están grandes” a nuestro alrededor. Efectivamente, sonó el disparo y comenzó el sardinero. Siendo esta carrera una partida acuática (versus partida desde la playa, como fue Ironman Florida en Panamá City en el 2004), la lógica era esperar menos golpes y atropellamientos involuntarios de los nadadores que buscamos encontrar nuestro espacio de movimiento en un medio extraño, con poca visibilidad gracias al agua turbia y verde, al sol que encandelillaba, todo exacerbado por la ansiedad de la carrera. Creo que estuvo menos duro que la partida de playa.
Fueron minutos difíciles los primeros quince o veinte… no se lograba abrir el pelotón de nadadores y trague mucha agua… el sol impedía localizar las boyas guías, y había que encerrarse con tranquilidad a seguir a la espuma. La noche anterior rece. No lo hacia desde hace mucho tiempo. Reconozco y creo en un ser supremo, en Dios. Pero lo hago a mi manera. No le pedí que me ayude en la carrera, pues pienso que no era justo. Mi condición no amerita pedir mas. Si, en cambio, le agradecí, porque pensé que era mucho mas noble y justo. Agradecí por mi familia, por mis padres y hermanos, por mis abuelos, por la gente que me quiere y rodea, por mis amigos… le pedí que me hiciera una mejor persona. Y le ofrecí mi carrera para que el sufrimiento que me toque enfrentar se disminuya del dolor, sufrimiento y preocupación que están sintiendo mi Mami Andreita y mi amigo Coqui con el cáncer.
Pedí por las personas a quien dedique la carrera en el atletismo, una por una y con mucho detenimiento, en orden: Paola, Gusi, Santi, Sergio, Papi, Mami, Diego, Sole, Esteban, Andreita, Abuelo Rodrigo, Abuela Inés, Abuela Maruja, Coqui. Reconocí que esta carrera es un premio, la recompensa de tanto sacrificio, de tanta disciplina, de tanto tiempo que dedique a mi entrenamiento. Me acorde de mis objetivos personales, de mi trabajo, de mi meta en la carrera… de cómo el Ironman es un ejercicio aplicable a la vida misma.
Transcurrían las brazadas, y entre patadas y montadas, me encontré nadando dentro de las boyas con un grupo reducido, y había que buscar mantener la línea guía, pues el viraje tenia que ser por fuera de las boyas. De regreso, ya con el sol detrás se facilito un poco la navegación; al menos se veía delineada la cancha. Mire el reloj y vi que el tiempo estaba en aproximadamente 31 minutos. Faltaba un poco mas del doble porque la entrada a tierra era unos doscientos metros pasando la línea de partida. Mi corazón estaba alto.
Faltando pocas brazadas para llegar a las escalinatas de salida, vi a Pedro a mi derecha. Íbamos a llegar exactamente iguales. Increíble coincidencia. Luego me confeso que me vio a la distancia, reconociéndome por el wetsuit sin mangas y con tatuajes temporales en los brazos, y que acelero el ritmo para alcanzarme. Salimos del agua al mismo tiempo, y fuimos a la bicicleta. Mi tiempo de agua fue quince segundos mas lento que Panamá City, 1h04m y algo mas.
La ruta de ciclismo era igual, tres vueltas de 60 kilómetros cada una. La ida era un ascenso de aproximadamente 130 metros, el regreso una bajada con viento a favor. Se pudo rodar a un buen promedio de velocidad la primera vuelta. Tuvimos buen viento en contra y a favor. En la segunda vuelta, el viento fue mas leve, lo cual no me di cuenta hasta el regreso, donde la primera vuelta pude marcar 47 kph, y en la segunda apenas 35 kph. La tercera y ultima vuelta, el viento CAMBIO. Deje que el misticismo del desierto y del lenguaje de indio americano me llenen de energía. Absorbí mucha energía.
El tramo de ida de la ultima vuelta se pudo mantener buen promedio de velocidad, de aproximadamente 32 kph que era el promedio total acumulado hasta entonces, en 120 kilómetros. Al llegar al ultimo viraje, de regreso, el viento te detenía, haciendo inútil aprovechar la bajada. Pude mantener el promedio de velocidad de 32 kph., ya con la mente en la maratón. Complete el ciclismo en 5h38m.
Mi objetivo era correr la maratón en 3h30. Necesitaba la mayor ayuda mental que pueda. Entregue mi bicicleta y corrí hacia la transición 2. El sol estaba fuerte. pedí que me pongan protector solar en los hombros y cuello, el astro rey pegaba vertical a la 1:56 PM. Use mi reloj GPS para correr contra el virtual partner al tiempo objetivo. La ruta de atletismo fue muy fuerte. Terreno irregular, un 40% asfalto, 50% concreto, 10% tierra dura u otro. había una cantidad de vueltas cerradas alrededor de conos, que hacían difícil poder mantener un ritmo constante de velocidad, y las cortas pero pronunciadas subidas y bajadas fueron un obstáculo no previsto, que amenazaba con provocar caídas o lesiones. Pese a esto, la primera vuelta, los 14 kilómetros iniciales, estuve tan solo 200 metros detrás de mi corredor virtual. Es decir, estuve a aproximadamente 1 minuto detrás del tiempo objetivo. Me cruce con Pedro en mi kilómetro 2, siendo aproximadamente el kilómetro 7 para el. Sabia que Pedro me saco una ventaja importante en el ciclismo.
La segunda vuelta fue dura. El sol estaba en su máximo esplendor, como a las 3pm. Al kilómetro 23, lo alcance a Jota. Lo vi un poco estropeado, era su primera vuelta, kilómetro 11. Me dijo que se sentía un poco mal, pero que iba a llegar. Le grite ya de espaldas “por supuesto que vas a llegar, eres un Ironman”. Sabia que estaba sufriendo, que le estaba costando, y me sentí orgulloso de que el objetivo era claro: terminar la carrera y demostrar su calidad de Ironman. Vencer a sus debilidades, a sus miedos, a sus frustraciones, a sus demonios.
Los kilómetros mas rápidos eran los de Gusi, mi ñaño Diego, mi Abuelita Inés, y los de Coqui. Los mas lentos, los de Yeyo y mi Papi. Jeje… Obviamente porque había kilómetros mas difíciles por el terreno, subidas, bajadas. Me divertí muchísimo. Cada uno tenia un kilómetro que tenia que bajarlo la vuelta siguiente. Esto solo paso en un par de ocasiones, ya que el día me iba consumiendo. El sol iba calentando y deshidratándome. La humedad relativa del ambiente era como del 20% , super seco. La nariz estaba super seca. La ropa igual. había tomado, sumando todo, unos seis litros de liquido, y no tenia la menor intención de ir al baño, lo cual dice dos cosas: a) me hidrate bastante bien, y b) estaba sudando muchísimo pero no lo sentía. De esto nos advirtieron los días previos; era un espejismo del clima del desierto.
Iba a un muy buen paso, pero seguía alejándose de mi el partner virtual. Ahora lo tenia como a 600 metros. Terminando la segunda vuelta, me paso LA UNICA PERSONA que me paso en la maratón. Era nada mas y nada menos que mi heroína (por sus virtudes como atleta y por tentación carnal), Heather Gollnick. Iba con una bicicleta a su lado, de asistencia. Era como el kilómetro 27, y ella ya terminaba la carrera, a mi me faltaba una vuelta. Pero me paso a un ritmo de unos 5:10 minutos por kilómetro. Yo iba a mas o menos esa velocidad, y me mantuve con ella durante 1 km. Fuimos pasando a muchísima gente… pocos hicieron el intento de pegarse a nosotros, pero no podían mantener el ritmo. La seguí como a un medio metro por detrás (pensé en ponerme al lado, pero por respeto a su condición de elite, y porque la vista estaba mejor donde estaba no lo hice) hasta que vire hacia mi tercera y ultima vuelta, y ella siguió hacia el callejón de llegada, para consagrarse como las 2da mujer en la categoría general. Experiencia indescriptible e inolvidable!
La ultima vuelta fue la mas dura. Lógico. En mi cabeza, solamente faltaba una vuelta hasta la universidad estatal, desde mi casa en Guayaquil. No… pensé, se me hace demasiado. Son dos vueltas a ESPOL desde mi casa… pero sin tantas lomas… estuvo mejor y así estuve. Se me alejaba mas mi partner virtual. Me llevaba como 800 metros, ya unos 4 minutos. Mi hijo Gusi me dio muchísima fuerza… su kilómetro fue el mejor… Santi corrió muy bien… Yeyo y mi papi, otra vez, lentones… la verdad es que eran dos kilómetros sobre concreto, muy irregulares, pero los disfrutaba, porque sabia que el tiempo iba a subirse. En ese punto, como en el kilómetro 32 reconocí a Lorena, que iba cansada pero me dijo que bien, y la vi fuerte pese a su dolor de espalda. Tuvo que correr con Arcoxia, desinflamatorios muy fuertes, pero como ultimo recurso. sentí una vez mas, orgullo y fuerza producto de la esencia de mis amigos Jota y Lorena, que no tenían un buen día, pero que estaban marcados el objetivo entre las cejas.
Me comenzaban a amenazar las pantorrillas con comienzos de calambres. Los cuadriceps también. Hable con Dios. No le pedí que me quite los dolores. Le dije que yo esperaba esas molestias, por supuesto, finalmente era un Ironman, y estaba listo para luchar contra ellas. Lo que si le pedí, es que me deje sortear esos obstáculos, absorber y manejar el dolor, que me los entregue… yo me hacia cargo de ellos, a cambio de que esto reste dolor y sufrimiento que puedan tener mi Mami Andreita y Coqui.
Le toco a mi ñaño Diego, luego de que mi Mami corrió muy bien su ultimo kilómetro. Me acorde de mi ñaño, con quien hable los dos días anteriores. Lo extraño mucho. La vida es complicada, y a veces injusta. Pero como decíamos con Ramiro, es un juego cero-suma… todo esta en equilibrio. Seguramente en el futuro, el tiempo que dejo de compartir con mi ñaño Diego, podremos compartir con creces y compensar la realidad que se nos presenta hoy. Tenemos mucho que compartir. Me acorde de San Francisco, su nueva ciudad. Y entonces, recordé Chi Running, y el chino Danny Dreyer, fundador de este revolucionario enfoque de cómo correr. Retome mi forma Chi, que seguramente había estado olvidada desde hace algunos kilómetros.
Learning to be present. Aprender a estar aquí. Ese es el objetivo de Yoga. Vengo practicando Ashtanga Yoga por casi un año ya, y las técnicas de respiración, flexibilidad y fortaleza mental que me ha dado esta disciplina las aplique durante toda la maratón. Se va cerrando el circulo.
Ya faltaba muy poco. Buen trabajo Dieguito… me devolviste la forma de correr y estaba volando. Los últimos tres kilómetros, los de la Abuelita Inés, de la Abuelita Maruja y de Coqui fueron muy buenos. Buenísimos… los dos últimos los pase como en 4:20 y 4:15… pero faltaba algo. 14 x 3 es 42… Y la maratón tiene 42.2, así que los últimos 200 metros los corrí con mi perrito Bongo. Este beagle es una bala de rápido, y así corrí estos últimos metros. Di la vuelta para el callejón de llegada, vi el reloj, las alfombras, la gente completamente volcada en la emoción de cada atleta que llega. Pique por ultima vez, con todas mis fuerzas, y salte como queriendo despegar de este planeta. Cruce la meta en 10h36m20s. Mi maratón fue de 3h41m; el partner virtual me gano por 10 minutos. Baje mi tiempo total por trece minutos. Fue un triunfo completo. Estaba feliz. Esto es lo que me gusta hacer – esto me completa como persona. Logre quedar en el puesto 128 de casi 2,000 triatletas, y 24 en mi categoría de 354. Mi tiempo de maratón fue el 73 en la general.
Esta disciplina y forma de vida genera una energía que se transmite y contagia. Mi Papi me califico como referente, en un gesto generoso, y esta rebuscando en su baúl de vivencias el entusiasmo y motivación para volver a incorporar una disciplina de ejercicio y atletismo en su vida personal. Yoyo acaba, hace pocos días, de cruzar su primera línea de meta. Corrió el Cherry Blossom Classic 10-miler en Washington, D.C. Independiente del tiempo o performance relativos, el logro individual lo ha ayudado mucho y se siente realizado. No hay mejor satisfacción que complementar los logros personales con aportes a las vidas de personas queridas a quienes puede uno contagiar.
Dos días luego de la competencia, tuve una reunión de trabajo con dos personas brillantes. Yoyo una de ellas, a quien tengo un cariño muy especial, y Ramiro, su abogado una persona con una calidad humana, y capacidad intelectual admirable, y alguien con quien he podido desarrollar una relación muy honesta y abierta, dadas las condiciones de trabajo, pero también por la química que se dio. Ramiro me dijo algo digno de resaltar, tras mostrarle el video de la carrera, y se convierte en un cuestionamiento aplicable a todos los aspectos de la vida: “que te motiva a correr esa ultima milla? Mírate la cara en la foto de la llegada… ahí tienes la respuesta”.